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Sade desplegó a sus anchas la idea del placer como un universo inhumano, pero fue Proust el que más y mejor ahondó en esa idea cuando dice que los sádicos son seres tan puramente sentimentales, tan naturalmente virtuosos que hasta el placer sensual les parece algo malo, el privilegio de los malvados; y cuando a sí mismos se permiten entregarse por un momento a ellos, es en la piel de los malvados donde tratan de entrar y hacer entrar a su cómplice, para gozar así, por un instante, la ilusión de evadirse de su alma escrupulosa y tierna, para así penetrar en el mundo inhumano del placer. Se trata de un párrafo que podría definir el universo que Jean-Baptiste Del Amo describe en su tercera novela, titulada con justicia semántica Pornographia, pues nos hallamos ante un relato poblado de putos y de putas, exhibiendo sus cuerpos bellos y repugnantes por las calles y los malecones de una ciudad destartalada y a la deriva: una ciudad sin nombre pero que para el lector solo se puede llamar La Habana.

Si la ficción es la dignidad devuelta al mundo, como creía Borges, esta nueva ficción de Del Amo es un intento logrado de conferirle dignidad a la miseria de la carne, las calles, la mugre, las heces, el asco, la vida, la desdicha, la desolación, la muerte y los cadáveres.

Desde la primera a la última página vemos el despliegue sofocante de la inhumanidad del placer, pero captada desde una mirada a un tiempo despiadada y tierna, que registra, con una pureza admirable, el temblor de la catástrofe y el temblor del placer.

La estructura del relato es a la vez discontinua y homogénea: unos cuerpos se diluyen en otros, unas voces desem­bocan en otras, unos sueños se pierden en otros. Más que otras novelas de Del Amo, se observa en Pornographia una benéfica influencia de Robbe-Grillet en el uso acertado de la repetición, en la minuciosidad descriptiva y barroca, y en el recurso a los leitmotivs que van conformando una unidad ilusoria dentro del caos: los chaperos vivos y muertos, los perros famélicos y desdichados, el sexo explícito y brutal, los sueños que se mezclan con la tupida realidad, y las heridas físicas que, como en Una educación libertina, son en realidad heridas mentales.

Del Amo es un escritor de un talento innegable, por eso no temo que se vaya a convertir en un autor monotemático, pues si bien Una educación libertina y Pornographia tienen mucho que ver, son a la vez muy distintas, como es distinta su segunda novela, La sal, que ahora mismo me parece la mejor, si bien no supera en densidad, lirismo y crueldad a Pornographia, merecedora del Premio Sade 2013. La edición española de la novela lleva incorporadas 62 fotografías de Antoine D'Agata, deudoras de la estética de Francis Bacon.